Anoche fue nuestra reunión social de verano de la Boston Blockchain Association, celebrada en Fidelity Investments. Fue un evento increíble y me encontré hablando con uno de los OG de las criptomonedas. No daré nombres, pero sabrías su nombre.

Le pregunté qué pensaba sobre dónde ha estado el mercado de las criptomonedas y dónde se encuentra hoy.

Ella parecía pensativa. “Sólo estoy tratando de descubrir si hay un ‘allí'”.

“¿Qué quieres decir?”

“Bueno, hemos tenido una década para crear un progreso real y significativo con las criptomonedas… pero luego aparece ChatGPT e instantáneamente prende fuego al mundo. ¿Por qué las criptomonedas no lo han hecho todavía? ¿A dónde vamos? ¿Hay un ‘allí’?

Alguien nos interrumpió (como dije, ella es una cripto OG), así que no pude responder su pregunta.

¿Ya llegamos? ¿Y dónde está “allí”?

A decir verdad, pienso en estas preguntas todo el tiempo.

Los años criptográficos son años de perros

Entre los inversores veteranos, a menudo se dice que los años de las criptomonedas son como los años de los perros. El ritmo vertiginoso del cambio y los altibajos que revuelven el estómago hacen que el tiempo parezca deformado y estirado.

Para aquellos de ustedes que han estado con nosotros desde el comienzo de Bitcoin Market Journal, esto significa que los últimos 5 años en realidad han sido 36 años (según mi calculadora de humano a perro ).

Dada esta sensación de dilatación del tiempo similar a la interestelar , creo que el primer error que todos cometimos fue intentar predecir el tiempo.

Muchas veces equiparamos la revolución de las criptomonedas con la revolución de Internet, diciendo cosas como “Esto es como la Web en 1995”, lo que significa que en 1995, los primeros navegadores web apenas se estaban afianzando, pero todavía faltaban unos cinco años para la adopción masiva.

Bueno, ya han pasado cinco años desde que todos hicimos esas predicciones, y claramente la adopción masiva de las criptomonedas aún no ha llegado.

Entonces, tal vez la invención del bitcoin se pareció más a la invención de ARPANET, el precursor de Internet, lanzado a finales de los años 1960. Se necesitaron veinte años para inventar la Web y luego otros veinte años para que realmente se consolidara.

El punto es que los grandes cambios tecnológicos toman tiempo . Puede parecer que ChatGPT explotó de la noche a la mañana, pero la investigación en IA comenzó en la maldita década de 1950 . Esto me deja boquiabierto: cuando la gente recién veía la televisión y escuchaba a Elvis, la gente inteligente ya estaba investigando la IA.

Al igual que la IA, las criptomonedas son un fenómeno técnico, financiero y político increíblemente complejo. Al igual que Internet, estas cosas toman tiempo: más de cinco o diez años. Paciencia, joven padawan.

¿Simplemente desaparece?

Para los no creyentes, esta es la pregunta que deben hacerse: “¿Entonces qué pasa con las criptomonedas? ¿Todo esto simplemente desaparece?

Me parece muy improbable que todos decidamos colectivamente que las criptomonedas eran un sueño extraño. Esto parece especialmente improbable con la generación más joven, que simplemente acepta las criptomonedas como una realidad de la vida.

Las criptomonedas ya se están entretejiendo en el tejido de la realidad. Está vinculado a todos los sitios web financieros. Está llegando a los bancos . Es la fuente de infinita fascinación, especulación y conversación.

A medida que los proyectos de ley avanzan lentamente en los pasillos del Congreso y otros países ya han publicado sus propios marcos para las criptomonedas , el código se está convirtiendo (literalmente) en ley. Y la ley cambia el tejido de la realidad, toda nuestra construcción social.

Puede que no sepamos hacia dónde se dirigen finalmente las criptomonedas, pero se están volviendo demasiado grandes para ignorarlas.

Es intelectualmente interesante

Uno de los grandes beneficios de las criptomonedas es que ha creado una profunda reevaluación cultural del dinero.

Una vez que lo damos por sentado, muchos de nosotros nos hemos encontrado repensando el dinero desde los primeros principios. ¿Qué hace que algo sea valioso? ¿Qué es la confianza? Con la sentencia XRP de la semana pasada, todos empezaron a preguntarse: ¿Qué hace que un valor sea un valor?

Esos primeros años de criptografía se basaron en la idea eufórica de que podemos hacer dinero de manera diferente. ¡Podemos construir un nuevo sistema financiero desde cero! Pero luego chocamos con la dura verdad de que los sistemas financieros son difíciles y desordenados.

Peor aún, el nuevo sistema financiero todavía necesita integrarse con el antiguo sistema financiero. (Todavía necesitamos bancos).

Es la resolución de estos detalles –y el proceso extremadamente lento para resolverlos en el Congreso– lo que ha arrojado un jarro de agua fría al partido. Pero es una parte necesaria del viaje. Acepta la rutina.

No estamos solos

No estar solo es algo bueno. Me alienta continuamente la cantidad de personas inteligentes que continúan construyendo e invirtiendo en este espacio.

Por ejemplo, a16z crypto , que ha estado invirtiendo en nuevas empresas de criptografía desde 2013. – no han dudado en crear contenido valioso e innovador. (Y no olvide el historial de los fundadores de a16z ).

ARK Invest de Cathie Wood invierte continuamente en industrias criptográficas y adyacentes a ellas y, a pesar de enfriarse este año, sigue siendo uno de los ETF más interesantes del mercado.

Incluso podemos aprender de los criptoescépticos. El legendario inversor Ray Dalio se ha mostrado tibio con respecto al bitcoin, pero reconoce que las criptomonedas pueden tener un futuro prometedor y dice: ” El dinero tal como lo conocemos está en peligro “.

Es fácil perderse en el ruido de las criptomonedas en Twitter y en el clickbait de las criptomonedas en YouTube. Escuchar a personas inteligentes y reflexivas es mucho más valioso para los inversores, especialmente aquellos con experiencia en criptografía en el mundo real. Te das cuenta de que no estamos solos.

Creer en ti mismo

Para los inversores serios, uno de los factores de éxito más importantes es la confianza inquebrantable en uno mismo.

Esto no significa que sigamos desperdiciando dinero en malas inversiones o que nunca cambiemos de opinión. Más bien, es una creencia fundamental de que, a largo plazo, tendremos éxito.

Tendremos altibajos, como cualquier persona, pero si seguimos haciendo las cosas bien, día tras día, lo conseguiremos.

Debemos vivir con la posibilidad, por pequeña que sea, de que no exista un “allí”. (Las criptomonedas pueden estar prohibidas). Si bien reconocemos el riesgo, debemos desarrollar la creencia central de que, a largo plazo, tendremos éxito de todos modos.

En este sentido somos como deportistas. Tendremos victorias y derrotas, pero debemos encender constantemente el deseo, el impulso, la determinación de alcanzar la excelencia. Ser los mayores inversores (o constructores o investigadores) en criptomonedas que podamos ser.

(Además, ¿qué más vamos a hacer? ¿Ir a buscar un trabajo en un fondo de cobertura? Borrrring.)

Después del evento de anoche, inicié nuestra lista de reproducción Blockchain for Everyone de Spotify , repleta de canciones seleccionadas para ayudar a desarrollar esta confianza en uno mismo.

Puedes apostar por mí
Como cuando bitcoin era un centavo
Duplicar por mí
Si aún no has ofertado,
estoy seguro
No puedes obtener estas probabilidades en Las Vegas
Bebé, apuesta, apuesta, apuesta, apuesta por mí

Puede que no sea fácil,
pero ¿quién dijo que lo sería?
No sucederá de la noche a la mañana
, pero sabes que podría…

– “Bet on Me”, Walk Off the Earth ( escucha aquí )

Conclusión de los inversores

Hay un “allí”, allí… incluso si no sabemos exactamente dónde está “allí”.

Los creadores de ARPANET no podrían haber imaginado TikTok, como tampoco los primeros pioneros de la IA podrían haber imaginado Midjourney.

En última instancia, no sabemos hacia dónde se dirigen las criptomonedas. Pero lo que podemos hacer como inversores, constructores e investigadores es ayudar a guiarlo e influir en él en la dirección correcta. Y por eso vale la pena trabajar.

Aún no hemos llegado a ese punto. Pero estamos llegando allí.